Después del luto por el buen Eddie, la amargura, mal pedo y todo eso regresa. Bueno, ¿qué iba a decir? Sí, ya, de lo que estamos hartos. Seeee...
Los optimistas.
De verdad, me cagan los optimistas, piénsenlo bien, son peores que alguien que se convierte a una religión. Los optimistas son los más hipócritas (prefieren ser optimistas que realistas), son maniqueos (se quedan con lo "bueno" y desechan o evitan lo "malo"), se sienten mártires (creen que su sufrimiento es único y se ensalzan hablando de todo por lo que han tenido que pasar) y ¡son totalmente estúpidos!
Piensen en alguien optimista como una persona que se niega a reconocer muchas cosas, que sonríe bobamente sin considerar los alcances de estudiar la realidad. Esto los convierte en personas crédulas, estúpidas y más adelante, obsesivas y como está en su concepción de la vida, evitar determinado tipo de cosas, terminan siendo gente hipocondríaca, dependientes y su egoísta forma de ser se acrecenta. He visto a muchos optimistas, son pose, superficiales, ya que son incapaces de ver el mundo como es y la superficialidad les llama la atención por ajustarse a sus concepciones. No solo eso, son ridículos, les gusta llamar la atención y que los miren, que los escuchen, porque se creen mártires o que tienen un mensaje que portar. Gente odiosa por donde se les vea, terminan estando solos porque pocos pueden aguantar esa ausencia de carácter ante la vida. Terminan neuróticos (de hecho este es un rasgo de su podrido carácter) y más amargados que alguien declaradamente amargado, porque al final ven que están en el puto hoyo y nunca hicieron algo por trabajarlo. Jódanse optimistas de mierda, podría hablar más pero son tan poca cosa que me dan flojera continuar hablando de ustedes.
Por cierto Feliz Navidad.
domingo, diciembre 25, 2005
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